lunes, 5 de marzo de 2012

La libertad de las palabras

Adentrarse en la dimensión desconocida del papel en blanco es toda una aventura que comienza cuando las palabras escogidas conforman una puerta abierta a una realidad paralela. Un escritor crea vida, como dice Consuelo Triviño, elabora un lenguaje propio y va más allá del umbral de los vocablos ya conocidos para conformar unos nuevos, que adquieran un significado más personal y, al mismo tiempo, más misterioso.
Pero, claro, escribir no es una tarea fácil, hay que tener constancia, disciplina y, como todo oficio que se valga, a veces implica renuncias, una especie de precio a pagar por vivir varias vidas a la vez. Eso sí, para ser un buen narrador de historias hay que vivir con intensidad, uno no puede recluirse en su propio mundo y olvidarse del resto, porque las experiencias nos inspiran y en muchas ocasiones sentimos la necesidad de relatarlas, de plasmarlas en una página, haciéndolas eternas. Precisamente, esta idea de mantener vivos los recuerdos es lo que ha conseguido que muchos hechos no desaparecieran como nunca hubiesen existido y que, siglos después, sigan siendo rememorados. Todo se reduce a la memoria, a la imagen de quiénes hemos sido y de quiénes seremos algún día.
Otro aspecto que me ha llamado la atención de la conferencia ha sido la apreciación de que el escritor suele guiarse por el oído, es decir, tiene que fijarse en la manera de hablar de las personas para así construir unos diálogos que sean creíbles mientras que el poeta suele dejarse llevar más por el sentido de la vista, ya que la contemplación es lo que le conducirá a una descripción de sus emociones y del entorno que le rodea.
Para mí, una de las cosas más increíbles de la literatura, que Consuelo Triviño mencionó en un momento dado, es que escribir no entiende de fronteras, ni de clases…es ese deseo (casi necesidad) de expresar nuestras vivencias, el que puede con las dudas y los prejuicios, consiguiendo que seamos libres. 

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu monólogo. Al principio recuerda a las desgracias que,por desgracia, están ocurriendo últimamente. Después mencionas a Leonardo Di Caprio, protagonista de Titanic, y con lo que gusta esa película me ha parecido muy acertado.
    Finalmente, das un final muy original en el que se descubre que todo era un sueño, enhorabuena escritora.

    ResponderEliminar